COLECTIVO MR

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MR | SI NO EXISTE EL MÁS ALLÁ, LA INJUSTICIA DEL POBRE SE PROLONGA ETERNAMENTE

— No, lo siento, no puede pasar con estas personas aquí.
— ¡El gerente me dio permiso!
— Lo siento, el no me comunicó nada, no les puedo dejar pasar.
— Pero este es un lugar público, ¿con qué derecho me interrumpe el paso?
— Lo siento pero no puedo dejarles pasar.
— Una pregunta: si en vez de venir con esta familia serrana, viniera con tres suecas rubias en minifalda. ¿Me dejaría pasar?...
Creo que aquí en Perú es más natural y menos extraño una familia serrana que tres suecas rubias en minifalda o ¿no cree usted?

En todos los colegios de Perú, los niños conocen desde muy pronto el desgarrador y cruel cuento de Cesar Vallejo Paco Yunque, en él, el protagonista es objeto ya desde su niñez y en el colegio de las más increíbles torturas e injusticias, simplemente por ser pobre y aunque Vallejo no lo diga “cholo”.
Ya a los niños desde la infancia se les instruye con este cuento que marca diferencias… El racismo y la consecuente marginación que provoca es un mal extendido en todo el mundo.
El cholo en Perú es objeto del racismo más absurdo ya que como dice el refrán popular todos los peruanos son cholos: “El que no tiene de inga tiene de mandinga”.
Pero no solo en Perú, sino en el mundo todos somos cholos, todos afortunadamente somos mezclas de muchas razas, colores y culturas que nos enriquecen, pero todavía hay mucha gente que no lo sabe o no lo quiere saber.

El binomio racismo y pobreza están muy unidos, la exclusión se da también por separado, pero normalmente van juntos. Como consecuencia del racismo también se le supone pobre al que a lo mejor no lo es, pero para la sociedad del bienestar el aspecto físico es determinante para ser o no aceptado.

El consuelo de los padecimientos de la gente que ha tenido mala suerte en la vida y se encuentra en situaciones difíciles de marginalidad, pobreza, racismo, etc, es que hay un más allá en el que recibirán su recompensa por todos los males y padecimientos que han sufrido en este mundo. Pero, y ¿si no hay más allá?, ¿Por qué razón unos van a vivir sus cortas vidas de lujo y otros en la más absoluta miseria?, ¿Quién compensa esa injusticia?...

EL ARTE DEBE COMBATIR ESA INJUSTICIA.

En aras de construir un más allá ficticio y artístico más aquí, intentamos entender cuál era el posible deseo de una familia que no era privilegiada, qué anhelaba como compensación a su carencia. Decidimos hacer una serie que se titulaba Sueño cholo en la que presentaríamos las imágenes de lo que creemos que para las familias serranas sería el sueño de riqueza, y ese sueño, suponemos, es que ellos vivieran como nosotros, tuvieran unas casas amplias y de diseño con lo último en tecnología y se manejaran en los cómodos espacios a los que estamos habituados.

Toda suposición sobre la vida de los demás es una quimera, en eso también fuimos pretendidamente prepotentes al pensar que los pobres quieren llevar la vida muchas veces desgraciada e insulsa que llevamos los demás. Incongruentes hasta la exageración creemos que ellos solo pretenden imitarnos en todo. Posiblemente no sea así, los paraísos o los sueños de los demás no tienen porqué coincidir con los nuestros, afortunadamente, lo material, que tan importante es para unos no lo es para todos, y en todo caso el concepto de lo material puede ser otro.

Nuestros personajes nunca han podido disfrutar de la sociedad del bienestar, solo lo hacen falsamente a través de nuestras fotografías, para ellos el bienestar es un trabajo que se cobra, un trabajo que consiste en posar en un entorno al que de otra forma nunca tendrían acceso y que dura para ellos el tiempo que dura el posado, aunque para sus imágenes y para la historia la disfruten eternamente.

Ellos no sufren en sus rostros el hastío, la desilusión de haberlo tenido todo desde el principio, de que todo se les ha dado, la contradicción de su propia existencia. Para nuestros modelos, aunque les digamos y ensayemos durante horas que pongan cara y expresión de confundidos, desilusionados, contrariados, deprimidos, hartos de todo confusos… es imposible, en sus miradas no se presenta el vacío, siempre hay una sombra de vida, de curiosidad… nuestros modelos podrán sufrir cualquier enfermedad, menos el Hikikomori.

No pretendemos la superficialidad de los programas de reality show, como los que cambian permanentemente las físicos de la gente con el morbo de la operación del antes y el después. Esto no es un juego mediático, no vamos a interferir en nada. Nosotros, como el ornitólogo, con el máximo respeto, medimos, pesamos y anillamos al pájaro para dejarlo libre, no modificamos su destino, el único que lo puede modificar es el mismo y las circunstancias, nosotros nunca seremos una circunstancia, somos como todos, falsos historiadores, creadores e inventores de unas fuentes falsas… Nuestras fotografías pretenden hacer una denuncia, pero es muy posible que esta denuncia se puede convertir, por los avatares propios de la historia, en una prueba para justificar una sociedad endémicamente injusta en el presente y falsamente adecentada para un futuro en el que ni el pasado puede ser infeliz, injusto… Toda historia es falsa en algún aspecto o en todos…

Que ocurriría si estos modelos, esta familia “serrana”, en realidad fueran ricos y vivieran mucho mejor que nosotros y que dado su aspecto físico, nos hubieran gastado una broma y se hubieran disfrazado de serranos, indumentaria que para los habitantes de la gran ciudad nos indica un bajo nivel económico, aunque fueran una familia de empresarios exportadores y los propietarios del yate, de la casa, del carro, de la colección de cuadros de Bedia, del avión privado… El racismo no solo es económico.

POSTALES DE FUTURO.

El arte social es el que se compromete con el aquí y ahora percibido como problema, visualizándolo en una sociedad que pretende ignorarlo.

Es un hecho constatable que en Nueva York casi todos los visitantes de las galerías de arte contemporáneo son blancos, lo mismo sucede en Lima… es muy difícil ver cholos, ¿por qué se da esa pureza racial en el contexto del arte contemporáneo?, ¿No está descrito en el manual de tradiciones y comportamientos de otras razas el ver y participar del arte contemporáneo?, ¿Ver y participar del arte contemporáneo está vedado para el que no es blanco y rico?, ¿El cholo y pobre se tienen que conformar con la artesanía?

Es muy extraño que en países como Perú el arte social tenga tan pocos adeptos, posiblemente porque económicamente no sea rentable y porque las connotaciones partidistas se hayan planteado de forma muy evidente, es difícil mantenerse en la frontera entre lo social y lo militante dogmático, entre la denuncia sin recompensa partidaria y los intereses de una agrupación en concreto. ¿Es posible el arte social sin el arte político?

Las desigualdades y el racismo en Perú, como en muchos países son endémicos, esta serie de fotos intenta poner en el circuito imágenes que sutilmente lo denuncian, para que sean compradas por la elite que supuestamente es racista y fomenta las desigualdades. ¿No resulta incongruente?, ¿Hay elite que no es racista? Creemos que sí.

Pero podría darse que el racista comprara las fotografías como un juego. Un juego en el que realmente el racista pasa olímpicamente de lo que se denuncia y considera las imágenes solamente chocantes o divertidas y exclama un: “¿Cholos en mi baño?... ¡Cómo va a ser…!, cuando ve las fotografías de la familia serrana ocupando sus lugares más íntimos y cotidianos.

Otros en cambio se pueden sentir amenazados ante un futuro posible. “¿Será tolerable que en un futuro próximo, en mi exclusivo condominio, tengamos de vecinos de puerta una familia de cholos?”. Dudas que expresan un temor hacia el fin de una preponderancia del blanco lindo y adinerado… En todo el proceso de realización de las fotografías nos ocurrieron multitud de anécdotas que nos confirmaban que estábamos en el camino correcto al hacer esta serie, que este no era un racismo inventado por nosotros para dárnoslas de sociales y modernos… las caras de muchos de los vecinos, cuando nos observaban aparecer con la familia serrana perfectamente ataviada, eran bien patentes, expresaban temor, extrañeza, indignación, tuvimos problemas con los permisos, con las localizaciones, muchos sentían invadido su espacio exclusivo… Para los que creen que es imposible que una familia serrana se adapte a los placeres del lujo y su modo de vida queremos decir, para fomentar el miedo de los que ven imposible la integración, que la familia serrana, una vez pasada la sorpresa inicial, rápidamente se adaptó a la nueva situación, y a la media hora ya hacían un uso de la casa completamente normal, como si hubieran vivido allí toda la vida. El concepto de exclusividad y diferencia es muy relativo, a lo cómodo todo el mundo se adapta rápido.

IMAGEN.

No fue fácil elegir la familia, tenía que ser serrana, rural, pobre, pero, y como decía mi abuela “digna”. No se por qué al pobre hay que añadirle la palabra “digno”, como si el pobre por serlo tenga que ser indigno, es otra de las coletillas clasistas que contiene nuestro clasista idioma. La familia tenía que saber desde un principio en qué se iba a utilizar su imagen, que es lo que se pretendía con ello y cual podría ser la repercusión. Ellos entendieron inmediatamente de qué se trataba y todo fueron facilidades, en ese sentido se contó con el apoyo de Rosa María Alvarez Gil a la que le habíamos ayudado en la producción de su documental Lima Was, sobre los concursos de “Wayno” en las sierras y en los conos de Lima, ella conocía a una familia de artesanos que se prestaron a realizar las sesiones. Teníamos que establecer unas relaciones de confianza mutua porque los días de trabajo iban a ser duros, con múltiples desplazamientos y con posibles problemas en los que alguien podría demostrar patentemente su disgusto por la invasión de su espacio privilegiado por personas que, en su criterio, no correspondería que estuvieran allí.



Las anécdotas durante la producción de las fotografías fueron numerosas, pero lo mismo que nos encontramos con actitudes racistas a nuestro paso, también con todo lo contrario, gente que entendió inmediatamente cuál era el interés del proyecto y apoyó decididamente incluso con el riesgo de tener problemas en su propio trabajo. Hubo racismo, pero hubo también mucha solidaridad.

FAMILIA.

Hemos querido representar y personificar el racismo en una familia, aunque cada persona de la familia en su ámbito individual recibe a lo largo del día algún efecto directo y negativo de su condición, la familia como núcleo protector, como isla en una sociedad injusta es un refugio, y junta accediendo a los espacios más vedados, aunque sea aislada adquiere una dignidad que queríamos destacar.



La base de la organización social es la familia, se supone que desde la prehistoria, ella es la que te da una posición en el mundo, una cultura, unas costumbres y que, por muy rápido que se produzcan los cambios sociales, siempre permanece como vínculo inicial y constante referencia.

La introducción de modas y nuevas costumbres en el seno de la familia se manifiesta de muchas maneras empezando por los nombres, es curioso ver como los abuelos se llaman Ricardina y Juan Dionisio, nombres tradicionales, los hijos se llaman Lidi y Henry, y la siguiente generación Gianella y Vanesa… estos cambios de nombres suponen una aparente “modernización”, cambios producidos por el acceso a la información, a la televisión y a una extranjerización que lleva consigo un deseo implícito de mejora económica: “mi hija tendrá ya el nombre de una gringa que le ha ido mejor”. El nombre da a la familia una “modernidad” y un avance con respecto a las demás familias, luego se generaliza y todas las familias del entorno adoptan los mismos nombres para sus hijos. La emigración también ha tenido bastante que ver en este cambio de nombres y costumbres. Pero estos cambios son solamente nominales, la tradición es muy fuerte y en principio la modernidad es un elemento superficial.

Cuando a finales del siglo XIX se comienzan a fotografiar a las familias en un estudio, esas fotografías no pasan de ser una foto de documento nacional de identidad colectivo, con todos los miembros endomingados con sus mejores galas para perpetuarse en un escenario, casi siempre superior al que normalmente habitan, pero ficticio, realizado con un fondo pintado y algún objeto. En el estudio, el escenario siempre será el mismo, lo que cambiará siempre es la familia que momentáneamente lo habita. Esta serie de MR podría ser un remake contemporáneo de los fotógrafos antiguos, entre ellos de los peruanos como Chambi. MR traslada de la sierra a una familia de campesinos y los introducen en una casa de “pitucos alto standing”. Los decorados donde MR presentan a la familia son tan irreales para ellos mismos, como lo eran para las familias retratadas el estudio del fotógrafo.

MR. Se unen a la gran tradición de fotógrafos de familias, desde las de la depresión américana en Dustbowl, genialmente fotografiadas por Walker Evans, las disfuncionales de Diane Arbus, las de contrastes en la serie Rich and Poor de Jim Goldberg, las de clase alta de Tina Barney, hasta las propias y freakies de Richard Billingham y Enrique Marty.

FALSO DOCUMENTO.

Por otro lado con estas fotografías, como con todas, se esta creando un documento histórico, un falso documento histórico.



Rosa Olivares comisarió una exposición titulada Documentos: la memoria del futuro*. En el texto introductorio analiza la fotografía como documento y la importancia de la intervención del artista en el momento del clic, pasar de creer en esas imágenes eternas que creíamos instantáneas casuales en las que la única intervención del fotógrafo era su presencia, a tener la certeza de que ha habido una manipulación previa, para reforzar el efecto propagandístico o el estético, sin duda es ligeramente decepcionante, que Walker Evans en su conocida serie sobre la depresión americana de los años 30 hiciera posar a los campesinos en extrema pobreza no deja de causar una cierta reserva en el espectador, pero Evans no miente en cuanto a documentar esa extrema pobreza, ella existió, tal y como la refleja, aunque su imagen se estetizara, teniendo en cuenta que el fotógrafo es artista.

La película La conquista del honor de Clint Eastwood es un claro ejemplo de cómo una imagen, que se convirtió en emblemática en la historia de los Estados Unidos, había sido una repetición realizada después del momento original. ¿Quita esto validez a la fotografía?, ¿Pierde así su condición de documento? El fotógrafo estuvo allí, la fotografía se hizo en el lugar histórico y el hecho sucedió, adornos estéticos aparte.



En esta serie MR, se plantea que nosotros veamos como real una acción que por ahora no se da, que es inverosímil en su contexto. ¿Pero qué ocurriría si estas fotografías perduraran en el tiempo sin la documentación que las generó en el año 2007? Las generaciones futuras al verlas podrían pensar que el cholo peruano vivía con grandes comodidades y que tenía un gusto exquisito por encima de la media.

Que el abuelo de la familia posara con la silla Mackintosh, que la abuela serrana disfrutara de una cocina con los últimos adelantos, en contra de lo que nos creíamos que manipulaba en una cocina oscura un fuego de leña, que los niños usaran el baño con hidromasaje o los padres vieran una película en el plasma gigante del dormitorio, que posaran tranquilamente delante de su avión privado o del yate con el que van a pasear los domingos… podrían ser imágenes que alteraran la historia, hasta entonces conocida, de la sociedad peruana. Historia es más lo que no se dice que lo que se dice, las sociedades con el paso del tiempo pierden mucha mas información de la que conservan, por eso cualquier visión del pasado es parcial y errónea…

Por otro lado, si no logramos una sociedad igualitaria, que desgraciadamente no lograremos de inmediato, pero si, como deseamos, sucede en el futuro, estas fotografías servirán como documentos históricos que exculparán a nuestra sociedad contemporánea de esa terrible injusticia y cuando por fin todos puedan disfrutar de los niveles de comodidad, lujo, seguridad gracias a la documentación de MR esta justicia se extenderá falsamente en el pasado.



Cuando decidimos retratarlos de manera individual decidimos hacerlo con los modelos posando con los ojos cerrados no sabemos si ignorándonos, no sabemos si soñando o con los ojos cerrados porque están muertos para nosotros.